Dinosaurios
Probactrosaurus
 

Probactrosaurus "Antes del Lagarto Bactrosaurio" es un género representado por una única especie de dinosaurio ornitópodo iguanodóntido, que vivío en el Cretácico inferior, hace aproximadamente 110 millones de años, en el Albiano, en lo que hoy es China.

Midió aproximadamente 6 metros de largo y 2.5 de alto. Recibió su nombre por Rozhdestvensky. Probablemente disfrutaba con la exuberante vegetación de las tierras pantanosas, recogiendo grandes bocados de helechos y equisetos, que masticaba lentamente. Se parecía mucho a su pariente el Iguanodon. Algunos científicos creen incluso que puede tratarse del mismo dinosaurio. Sus crías probablemente se erguían con comodidad sobre las patas traseras, pero cuando crecían, las delanteras se hacían más largas y fuertes.

Los adultos caminaban sobre cuatro patas, y sus pies tenían garras parecidas a cascos, que les daban una resistencia adicional. Para un herbívoro era una gran ventaja incorporarse sobre las patas traseras. Cuando escaseaban los brotes y matorrales bajos, podía alimentarse de las hojas de las ramas altas. Era muy voluminoso y su apetito, insaciable. Su cabeza alargada y plana, bastante grande, de 1 metro de longitud, tenía un hocico parecido al de los caballos actuales. Arrancaba los brotes con su pico sin dientes y los desmenuzaba con los anchos dientes de sus carrillos, que estaban dispuestos en hileras de dientes de corta irregular y juntos, que le permitían devorar con rapidez.

De un mordisco, podía llenarse la boca con gran cantidad de comida. No era tan ágil como los dinosaurios gacela. Tampoco estaba protegido por una pesada armadura ni contaba con cuernos afilados como algunos herbívoros. Entonces, ¿cómo se defendía de los depredadores? Los expertos creen que los iguanodóntidos podían contraatacar. Cuando un gran depredador se abalanzaba sobre él, probablemente el dinosaurio se incorporaba en toda su altura y lo apuñalaba con su garra en forma de púa. Con profundos cortes en los ojos, la cara o el cuello, el depredador huía a curarse las heridas.

El herbívoro también tenía que proteger a los miembros débiles de su familia: las crías y los viejos. Probablemente compartía esta responsabilidad viviendo en grupos. Los dinosaurios demasiado pequeños o débiles para luchar permanecían en el centro del grupo, mientras sus parientes más corpulentos y fuertes montaban guardia a su alrededor. Estos perros guardianes daban la alarma en cuanto había alguna señal de peligro. Como el Maiasaura, quizá ponía huevos en grandes zonas de anidación. Allí, las crías estaban seguras en medio del grupo hasta que alcanzaban la edad suficiente para defenderse por sí mismas.