Asesinos Seriales
Issei Sagawa "El caníbal japonés"
 

Issei Sagawa, mejor conocido como "el caníbal japonés" no fue un asesino en serie, pero debido a lo horrendo de su crimen, es considerado uno de los asesinos más sangrientos y perversos que hayan existido.

Nació el 11 de junio de 1949 en Japón, hijo del multimillonario, Akira Sagawa, presidente de Kurita Water Industries en Tokio. De 1.50 mts. de estatura, con manos y pies pequeños, incluso su voz era de mujer, el mismo se autocalificaría años después como: "pequeño, feo, con manos pequeñas y pies diminutos".

Desde muy joven le obsesiono el sushi y las mujeres altas con rasgos occidentales. Su perversa fantasía tuvo sus inicios mientras estudiaba literatura en la Universidad de Wako en Tokio, cuando conoció a una mujer alemana que daba clases de idiomas y un día de verano Sagawa, se introdujo a su apartamento por la ventana e intento matarla. La mujer estaba dormida y para su deleite tenia ropa pequeña que cubría algo de su cuerpo. Busco algo para apuñalarla o golpearla, tomo un paraguas pero antes de que pudiera hacer algo la mujer despertó y grito desesperada provocando la huida del intruso.

En Tokio visito a un psiquiatra al cual confeso sus oscuros deseos, fue calificado como una persona muy peligrosa por el profesional, pero el padre de Sagawa encubrió el problema y envía a su hijo a otro país.

En 1981 mientras estudiaba en el Censier Institute de Paris, conoce a Renee Hartevelt una mujer alemana de 25 años, alta, rubia y atractiva que hablaba tres idiomas. Renee estudiaba literatura francesa y Sagawa le pide que le enseñe alemán, se vuelven amigos debido al interés que comparten por el arte y la literatura. Sus continuas salidas, le dieron a Sagawa la oportunidad para poner en marcha su plan para concretar sus macabras fantasías.

El 11 de julio de 1981, Sagawa invito a Renee a su departamento para cenar, hizo sentar en el suelo a Renee al estilo japonés para beber el té, en la bebida mezclo un poco de bebidas alcohólicas para volverla más accesible, hablaron durante varias horas esperando que el alcohol en el té hiciera su efecto. Durante la charla, con su equipo de reproducción grabo la lectura de su poema preferido con la voz de Renee.

Sagawa le declaro su amor a la alemana e intento llevarla a la cama, pero ella lo rechazo explicándole que solamente deseaba ser su amiga, desconcertado se levanta y mientras Renee se sienta en una silla, el trae un libro de poemas para que lo leyera y grabarla nuevamente, tras algunas palabras Sagawa saca un arma calibre .22 y le dispara en el cuello. Renee cae al suelo y aun que asustado por la gran cantidad de sangre, Sagawa con gran esfuerzo desviste el cadáver el cual contempla totalmente extasiado. Pero su apetencia en un principio no es sexual, más bien gastronómica y se pone contento por que ella ya no se negaría a su amor.

Aquí comenzó la parte mas cruel de esta historia, Sagawa tomo un cuchillo y cortó el pezón izquierdo y un pedazo de nariz para comerlos. Después como señalo en su declaración y mas tarde en su libro titulado "En la Niebla", se pregunto donde debía morder primero, selecciono las nalgas pero las encontró difícil de morder. Entonces decidió cortar su cadera y describe que cuando la grasa sale por los cortes hechos con el cuchillo, era de consistencia y apariencia del maíz amarillo, la olió y encontró que no tenía ningún olor. Siguió cortando para encontrar la carne mas profunda, puso dos filetes en su boca "la carne se deshacía en mi boca, como el sushi. Nunca pude pensar que esto fuera tan exquisito".

Usando un cuchillo eléctrico empezó a cortar a Renee en partes, hizo varios filetes para mordisquearlos crudos, el resto lo guardo en su refrigerador. Preparo una comida rápida de carne humana frita con mostaza, tomo fotografías del cadáver mutilado y tuvo relaciones sexuales con lo que quedaba de él. "cuando yo la abrazo", grabo en una cinta de audio, "ella suspira y le digo que la amo". Cuando cocinaba y comía de sus restos, escuchaba la grabación que Renee había hecho de la lectura del poema, su ropa interior la usaba como servilleta para limpiar su boca. Al cocinar un seno le dio asco por su apariencia grasosa y encontró que los muslos eran más deliciosos. Exhausto finalmente, tomó lo que quedaba del cadáver, lo llevo a su cama y durmió con él.

A la mañana siguiente descubrió que el cuerpo no olía mal aún y continúo comiendo, en particular el brazo que le gustó mas, recorto el ano y lo puso en su boca, pero su olor muy fuerte lo hizo escupir, intento comerlo friéndolo, pero eso no disminuyo su olor, se dio por vencido y lo devolvió al cadáver.

Un par de días mas tarde comenzaron a pulular las moscas alrededor del cadáver, Sagawa tomo esto como señal que había perdido a Renee. La "luna de miel" había terminado. Con un hacha la corto en pedazos más pequeños para meterla en una maleta que había comprado para este fin. Mientras la desmembraba se excitaba y con la mano del cadáver procedió a masturbarse. Corta su nariz, sus labios y su lengua de varios mordiscos y las guarda para sus fantasías sexuales posteriores.

Escribió: "Yo quiero su lengua, no puedo abrir su mandíbula, pero puedo alcanzarla entre sus dientes. Finalmente sale, la hago estallar en mi boca y me miró masticándola en el espejo. Luego voy por los ojos". El paso final de Sagawa fue explorar los órganos interiores los cuales quemaron sus manos con los ácidos digestivos, con un hacha corta la cabeza, la tomo por el cabello y la coloca frente de él, escribió: "Ahora comprendo que soy un verdadero caníbal".

Por la noche guarda los pedazos en la maleta y se dirige a los bosques de Bolonia, un lugar de esparcimiento para los parisinos. Trata de botar la maleta al lago pero descubre que es observado por varias personas, se asusta y huye. Una pareja que paseaba por el lugar vio una mano de mujer llena de sangre y llaman a la policía. Mientras tanto Sagawa regresa a su apartamento a disfrutar de los filetes de Renee que tenía en su refrigerador.

Dos días mas tarde, llego la policía al apartamento de Sagawa con una orden de captura, los dejo entrar, abrieron el refrigerador y encontraron pedazos del cuerpo de una mujer.

A partir de aquí, se encadenan una serie de acontecimientos sin sentido. Sagawa confeso lo que había hecho con total frialdad y lujo de detalles, y agrego que tenía una historia medica con una enfermedad mental. El juez decidió juzgarlo como demente y condenarlo por un periodo indefinido en el asilo Paúl Guiraud de París. "La estancia en aquel lugar fue horrible, allí estaban todos locos", confesaría Sagawa. El nunca se consideró loco ni se hizo pasar por ello, sus actos siempre fueron voluntarios y en estado de total conciencia y lucidez.

En 1984 contrae una enfermedad, que no es más que una inflamación intestinal y que es diagnosticada por los médicos, ni más ni menos que como una encefalitis avanzada. El veredicto del equipo médico le vaticina unas pocas semanas de vida, por lo que su padre el multimillonario Akira Sagawa, hizo un trato para que su hijo fuera transferido al hospital psiquiátrico Matsuzawa en Japón. El fiscal creyó que allí estaría preso por lo que le quedaba de vida, pero solo permanece preso 15 meses y queda libre en agosto de 1985, de nuevo, gracias a su padre.

Su situación de libertad le permitió dar entrevistas por televisión donde declaraba que la carne humana era una de los mejores alimentos, incluso accedió para aparecer en películas pornográficas japonesas, escribió cuatro novelas, en las que describía los detalles de su asesinato, vendió más de 200,000 copias.

El prestigioso dramaturgo Okawa, publicaría "Cartas a Sagawa", relatando los tétricos hechos y vendería más de 300,000 ejemplares menos de un mes. Le gusta ser el centro de atención, le divierte y cree que lo que hizo no es extravagante. "El público me ha hecho el padrino de canibalismo," declaró, "y estoy contento y feliz con eso." También probo suerte en el mundo del comic, escribió una columna semanal para un periódico, edita una antología sobre fantasías caníbales y fue portada de una revista gastrónomica japonesa.

En Japón es tratado como un escritor excepcional y, tras casi treinta años de aquellos sucesos, todavía sigue ganándose la vida gracias a ellos. También expone sus obras pictóricas, en las cuales suele mostrar mujeres de piel blanca y cuerpos voluptuosos.

Sagawa atribuye todos sus actos a pesadillas que le atormentaron de pequeño y que, como él relata "Estaba en una olla hirviendo con su hermano, preparándose como una comida para alguien más". Así empezó sus fantasías caníbales y cambia su papel de "comida" a consumidor. No estaba interesado en comer a mujeres de su propia raza, sentía apetito por mujeres altas, rubias y de piel blanca.

Tras conocer la historia de este asesino lo que más indigna y no tiene sentido es la incompetencia de las autoridades francesas, dejando marchar a este asesino y que sea tratado como un héroe nacional.