Asesinos Seriales
Bela Kiss
 

En 1916, en un pequeño pueblo Hungría llamado Czinkota fueron hallados alrededor de treinta cadáveres de mujeres en la casa de un misterioso hombre llamado Bela Kiss.

Bela había llegado a Czinkota con su joven esposa (quince años mas joven que él) María, quién pronto ganó la simpatía de sus vecinos por su carácter amable y atento.

Kiss tenía dinero, de modo que cuando llegó al pueblo alquiló una casa y empleó a dos criados que pasaban la noche en sus propios hogares por deseo expreso del húngaro. Ambos hombres hablaban maravillas de su empleador pero coincidían en que tenía gustos raros y era poco comunicativo. En general, la gente del pueblo lo consideraba un hombre respetable y educado.

El húngaro solía viajar a menudo para atender diversos negocios, pasaba largas temporadas fuera de casa, los habitantes del pueblo se percataron de que durante aquellas ausencias María se veía en la casa con un joven artista llamado Paúl Bihari (o Bikari según las fuentes).

Justo cuando aquellas gentes consideraron justo avisar de la infidelidad de María, Bela se encontró con la casa vacía y una carta de su esposa que le avisaba de su abandono. Los criados le encontraron llorando con la carta en la mano. A partir de éste incidente, Bela despide a los criados y contrata a un ama de llaves.

Deprimido, pasa la mayor parte del tiempo en soledad, apartándose de la gente que le muestra su apoyo. Comienza a conocer mujeres a las que cita en su casa, prescindiendo del ama de llaves a menudo. Ésta observa que a cada cita acudía una mujer diferente y se apenaba por su patrón, pues ninguna se quedaba a vivir con el; sin embargo, continúa teniendo esperanzas, pensando que en algún momento conocerá a la mujer definitiva.

Kiss fue visto con unos barriles de metal, la gente del poblado se preguntaba para qué eran esos tambores, pues les preocupaba que el hombre estuviese guardando licor ilegal. Debido a los rumores fue visitado por el Condestable (cargo equivalente al de un Alcalde) del pueblo a quien invita a pasar a su sótano, donde le muestra unos depósitos cilíndricos de metal, argumentando que él había decidido aprovisionarse de gasolina en vista de que la guerra se acercaba.

Por aquel entonces, los periódicos publican las continuas desapariciones de mujeres; la policía sospecha de un tal Hoffman, el cual también acabó desapareciendo.

Con el estallido de la primera guerra mundial, Kiss fue disminuyendo sus viajes a Budapest y sus citas, y éstas fueron ya imposibles cuando fue reclutado para luchar en la guerra. Kiss alegó no poder enrolarse porque sufría del corazón pero tras hacerle una revisión médica descubrieron que la enfermedad era falsa y lo reclutaron. Antes de partir, le confía la llave del sótano al Condestable, para que hiciera uso del combustible en caso de que él muriera.

Cinco meses después el pueblo recibe la triste noticia de que Bela Kiss había muerto en un hospital militar de Belgrado. El Condestable hizo pública la generosa donación del húngaro y se dirigió a la casa de Kiss con algunos soldados. Ya en el sótano, dos soldados intentaron mover alguno de los bidones, pero desistieron objetando que dentro había algo sólido y que pesaba demasiado. Los hombres abrieron el bidón y fue grande su sorpresa al descubrir a una joven desnuda, estrangulada con una bufanda de seda y conservada en litros de alcohol. Haciendo acopio de valor abrieron el resto de los bidones y en cada uno de ellos descubrieron cuerpos jóvenes, desnudos y asesinados del mismo modo conservados en alcohol. Sólo un bidón contenía gasolina.

En los días siguientes, se hallaron 10 cuerpos más enterrados en el jardín y 12 en un bosque cercano. También aparecieron, en el sótano de la casa, los cuerpos de María y su amante, estrangulados.

En plena investigación, se confirma que el principal sospechoso de las desapariciones de mujeres, Hoffman, en realidad se trataba de un seudónimo ocupado por Bela Kiss.

Al interrogar a la sirvienta de Kiss, quien había permanecido en la casa, las autoridades se enteraron que había una habitación cerrada, y que la mujer tenía instrucciones de no entrar jamás en ella. Al abrirla, encontraron que estaba llena de libros (muchos de ellos trataban de venenos y métodos de estrangulamiento) y un escritorio. Encontraron también un paquete con cartas y un álbum con más de cien fotografías de mujeres. Con las cuales se determino que Kiss había recibido 174 propuestas de matrimonio y que él a su vez había propuesto matrimonio a 74. También fue evidente que Kiss despojaba a las víctimas de su dinero.

El método de Kiss

Bela Kiss colocaba anuncios en los periódicos, en la sección de "encuentros matrimoniales" y mantenía correspondencia con las mujeres que respondían a sus anuncios, preguntando siempre sobre su situación financiera y sobre sus amistades y familia, concentrándose solamente en aquellas que no tenían parientes cercanos o amistades estrechas. En muchas de las cartas se hacía evidente que Kiss había recibido dinero de las mujeres, algunas veces todo lo que tenían.

Entre ellas estaba Katherine Varga, una viuda que tenía un negocio de ropa, pero que lo vendió cuando recibió la propuesta matrimonial de Kiss. Luego dio con los nombres de Julianne Paschak y Elizabeth Komeromi, quienes demandaron judicialmente a Kiss por tomar su dinero tras prometerles matrimonio, pero las mujeres no se presentaron en la corte y los procesos no siguieron.

En el caso de Margaret Toth, ella presentó a Kiss a su madre. Luego se quejó de que a pesar de que Kiss había recibido dinero de ella, éste no quería casarse. Cuando la chica fue a reclamarle a Kiss, éste la obligó a escribirle una carta a su madre diciendo que no podía tolerar la vergüenza del rechazo y que partía para América. Después, Kiss la mató y envió la carta a la madre de la chica.

Un día, llegó a Czinkota la noticia de que Bela Kiss no estaba muerto, sino que había desertado. Consiguió intercambiar su identidad con un joven soldado; la diferencia de edad entre ambos ayudó a identificar al joven, pues Bela tenía más de 40 años.

Se hizo una búsqueda que no fructificó y se escucharon muchos relatos acerca de dónde se le podía haber visto, pero fue un desertor de la Legión Extranjera francesa quien dio seguramente la pista más fiable: el hombre dijo que había conocido a un tipo que alardeaba de haber hecho una fortuna asesinando a mujeres ricas.

Durante los siguientes años corrieron rumores de haber sido visto en Budapest, Francia y Nueva York, finalmente se supuso que se había exiliado en algún lugar de Sudamérica donde su aspecto moreno le haría pasar desapercibido. En cualquier caso, no se supo más de él, desapareció por completo.