Monografías Escolares
La Revolución Francesa
 

Toma de la Bastilla

La Revolución Francesa fue un proceso social y político que tuvo lugar entre 1789 y 1799 y que trajo como consecuencia la caída del rey Luis XVI, la abolición de la monarquía y la constitución de la Primera República, por lo que se considera a este acontecimiento como el que marcó el inicio de la época contemporánea. El antecedente inmediato fue la Ilustración, un periodo de gran actividad intelectual en todas las ramas de las artes y la ciencia, que hizo una labor de concientización política y generó muchas críticas al sistema de gobierno monárquico y la política exterior que resultó en la entrega del territorio de Canadá a Inglaterra. La presión de los altos burgueses que querían invertir en el gobierno a toda costa, llevó al rey a convocar a los Estados Generales, que eran: el clero (primer estado), la nobleza (segundo estado) y el pueblo (tercer estado). Los tres se reunieron el 5 de mayo 1789. La nobleza quería mantener sus privilegios, por lo que los burgueses incitaron al pueblo, que salió a las calles el 14 de julio. Artesanos, obreros, tenderos, estudiantes y burócratas marcharon por las calles del País hasta llegar a la prisión de la Bastilla, un símbolo de opresión de la monarquía, la tomaron y así comenzó la Revolución Francesa.

Declaración de los Derechos Humanos

Entre las principales tareas de la Asamblea Nacional Constituyente, establecida en la reunión de los Estados Generales durante la Revolución Francesa, estuvo la redacción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en 1789. El fundamento de la declaración fue adoptado antes del 14 de julio, y se sometió a votación final el 26 de agosto. En ese documento se establecen y definen derechos naturales e imprescriptibles como la libertad, la seguridad, la propiedad y la resistencia a la opresión. También se declara iguales a todos los ciudadanos ante la ley y la justicia, estableciendo como marco de derechos la separación de los poderes del Estado. Esta declaración resultó fuente de inspiración para otros documentos similares en muchos países europeos y americanos. Fue firmada en Versalles por el rey el 5 de octubre del mismo año, bajo la presión de la Asamblea del tercer estado: el pueblo. Además, fue el preámbulo para la primera Constitución emanada de la Revolución Francesa.

La Asamblea Nacional

La Asamblea Nacional fue formada por la burguesía en los Estados Generales, abolió los privilegios y se dedicó a controlar los desórdenes en las provincias, utilizando a la Guardia Nacional, una milicia popular. En 1791 se eligió una asamblea legislativa que exigió la destitución del rey y el establecimiento de una Constitución. En 1792 se estableció la Convención que dio inicio al régimen del terror, reclamó la República y dio muerte al rey, además de que impuso grandes restricciones al poder clerical como confiscación de los bienes de la iglesia, elección de sacerdotes y obispos, remuneración del Estado para clérigos y disolución de las órdenes monásticas. En 1795 la Convención dio paso al Directorio.

Ejecución de Luis XVI

Un siglo antes de que Luis XVI asumiera el trono de Francia, ese país había pasado por diversas crisis económicas que se originaron por las largas guerras que emprendió Luis XIV, la pésima administración de Luis XV, las pérdidas de la guerra en la India y el incremento de la deuda de las colonias inglesas en Norteamérica. A pesar de las medidas impulsadas desde su gobierno, la crisis empeoró. La convocatoria a los Estados Generales fue una exigencia del clero y la nobleza, que no querían pagar los impuestos necesarios para que el gobierno enfrentara la situación. Los burgueses aprovecharon el descontento popular y movilizaron al país entero. Luego de proclamarse la Asamblea Nacional, el rey firmó la Constitución de 1791, con lo que fue repuesto en sus funciones, pero debido a que se negó a enviar soldados contra Austria y Prusia fue arrestado y puesto a disposición de la Convención, que lo procesó y ordenó que fuera guillotinado el 21 de enero de 1793.

El Directorio

La Constitución francesa de 1795 estableció que el Poder Legislativo quedaría dividido en dos cámaras y el Poder Ejecutivo recaía en cinco miembros que conformaban el Directorio. Este órgano de gobierno enfrentó a los jacobinos, políticos radicales, y a los realistas, que querían restaurar la monarquía. Estas pugnas evitaron los avances necesarios en la política y en la economía y convirtieron al periodo del Directorio en una anarquía muy confuso, en el que los funcionarios vivían en un lujo desmedido, lo que preparó el terreno para el surgimiento de un joven general que se había distinguido en la campaña de Italia contra los austriacos: Napoleón Bonaparte.

Napoleón es Nombrado Cónsul

Tras la pérdida de la autoridad del Directorio, y ante el posible regreso del Régimen del Terror, surgía un líder en la nación francesa. Con el antecedente de su destacada actuación contra los austriacos en la campaña de Italia y Egipto. Napoleón Bonaparte contaba con un gran prestigio militar, lo que le permitió dar un exitoso golpe de Estado para derrocar al Directorio, establecer el Consulado y asumir el cargo del primer Cónsul y en 1804 fue proclamado emperador. Su gobierno de 15 años se caracterizó por su afán imperialista, pero se encontró con la oposición de los ingleses. Napoleón respondió con el bloqueo continental, impidiendo cualquier intercambio comercial con Gran Bretaña. Su afán de conquistar lo llevo a una campaña en Rusia, pero el invierno lo derrotó. Luego lo hicieron sus enemigos en Leipzig, fue apresado y enviado a la isla Elba, de donde logró escapar. Regresó a Francia donde gobernó durante otros cien días. Fue derrotado en Waterloo y desterrado a la isla Santa Elena, donde murió en 1821.