Dinosaurios
Pinacosaurus
 

Pinacosaurus "Lagarto de Placas" es un género de dinosaurios tireóforos anquilosáuridos, que vivieron en el Cretácico superior, hace aproximadamente 80 y 75 millones de años, en el Campaniano, en lo que hoy es Mongolia y China.

Tania una longitud de entre 4 y 5.5 metros. Desde el cráneo hasta la punta de la cola, estaba totalmente protegido de los enemigos. Su lomo estaba cubierto por un escudo de púas óseas. Tenía el cráneo muy duro. Cuando nacemos, los huesos de nuestro cráneo presentan pequeñas aberturas entre ellos. Estos huesos se van acercando unos a otros a medida que crecemos. Los expertos que estudiaban el cráneo de un joven dinosaurio como éste descubrieron que las placas óseas de su cráneo también estaban separadas. A medida que el dinosaurio crecía, las placas se fusionaban.

En el interior del hocico había muchos huesos curvos y finos que en conjunto discurrían formando una S. Estos conductos nasales estaban cubiertos por membranas que probablemente le ayudaban a respirar mejor, calentando, filtrando y humedeciendo el aire. Los grandes tiranosáuridos bípedos no eran rival para el tenaz dinosaurio. Aunque mucho más pequeño, este dinosaurio acorazado tenía un arma mortal; un golpe lateral con la pesada maza de su cola podía derribar fácilmente al atacante más peligroso.

Si conseguía romperle una pata o una cadera al depredador, a éste le era imposible volver a incorporarse. Cuando el vencedor se retiraba tras la batalla, su enemigo permanecía tumbado, indefenso a merced del primer carnívoro que pasara. La maza de la cola estaba hecha de huesos soldados. Era dura y pesada como una gran piedra. Necesitaba unos fuertes músculos en la cola para levantar la maza y blandirla de lado a lado. Unos largos y poderosos músculos se extendían desde las caderas y patas del dinosaurio para sostener la cola y hacerla flexible.

Tenía defensas tan formidables, que sólo los depredadores más hambrientos osarían atacarlo. Los expertos creen que la única manera de vencer a un Anquilosáurido era tumbarlo patas arriba y morderle el vientre desprotegido. El problema del carnívoro era cómo acercarse lo suficiente al dinosaurio para conseguirlo. Tenía un cráneo corto, de unos 57 centímetros de longitud, y grueso que se curvaba hacia abajo hasta formar un pico de loro sin dientes.

En el interior de la boca tenía hileras de dientes pequeños y débiles que condicionaban su dieta. Probablemente evitaba los tallos duros y las agujas de pino y, en cambio, ingería los blandos y bajos helechos fáciles de masticar. Comparado con algunos de sus parientes era bastante pequeño. Su delgado cuerpo estaba cubierto por franjas de protuberancias óseas que se iban haciendo más pequeñas en dirección a la cola. A pesar de esta armadura, era bastante ágil para su tamaño. Cuando caminaba sobre sus cuatro robustas patas, rematadas por delicados dedos, tenía razones para sentirse seguro.