Dinosaurios
Compsognathus
 

Compsognathus "Mandíbula Elegante" es un género representado por una única especie de dinosaurio terópodo compsognátido, que vivió a finales del período Jurásico , hace aproximadamente 150 millones de años atrás, en el Titoniano, en lo que hoy es Europa.

Es uno de los dinosaurios más pequeños que han existido. Medía tan sólo desde unos 60 a 80 centímetros de longitud, desde la cabeza a la cola; y unos 45 centímetros de altura. Fue bautizado por Wagner en 1959.

Tenía una cabeza larga y poco pesada, debido a los grandes huecos que había entre los huesos. Sus ojos estaban situados en la parte superior de la cabeza, que miraban hacia delante, como los animales cazadores actuales, por lo que debió tener muy buena vista y reflejos. Al contrario de su nombre, no había nada de elegante en su juego de 68 mortíferos dientes puntiagudos que se alimentaban en sus estrechas mandíbulas. Los dientes eran muy pequeños y acabados en punta, con los bordes curvos y cortantes, ideales para atrapar y matar los animales que cazaba: insectos y lagartos.

También eran muy fuertes y podían partir los duros caparazones de los escarabajos y caracoles primitivos. Tenía un cuello largo y flexible, con potentes músculos, que le resultaría muy útil para abalanzarse de pronto sobre los veloces lagartos o para atrapar insectos como libélulas en pleno vuelo. Tenía un cuerpo pequeño, que pesaba menos que un pollo grande. En el interior del estómago de un esqueleto fósil suyo se encontraron restos de un pequeño lagarto llamado Bavarisaurus, que fue su última comida.

Su larga y delgada cola ocupaba la mayor parte de su longitud. Esta cola era muy flexible y ayudaba al animal a mantener el equilibrio cuando perseguía a su presa. Probablemente la mantenía en el aire casi siempre. En las persecuciones a gran velocidad, la movería de golpe hacia un lado si quería cambiar de dirección bruscamente. Tenía unas patas delanteras poco corrientes, provistas de sólo dos dedos pequeños rematados por fuertes garras, no muy útiles para atrapar sus alimentos favoritos. Era muy difícil adivinar cómo podía sujetar nada. Poseía un tercer dedo, cuyo esqueleto estaba formado por un solo hueso, y, por lo tanto, no podía tener mucha movilidad y no debió serle muy útil.

Quizá utilizaba las patas delanteras para sujetar los lagartos, que forcejearían mientras los remataba con un potente mordisco de sus mandíbulas. Este diminuto dinosaurio era muy atlético y a la carrera podía superar a la mayoría de sus veloces víctimas. Tenía fuertes y delgadas patas traseras y alcanzaba velocidades de 45 a 56 kilómetros por hora en cortos trechos, lo mismo que un ciclomotor de 50 centímetros cúbicos o, lo que es lo mismo, un caballo al galope. Los huesos huecos de sus patas reducían su peso y le ayudaban a correr con más rapidez.