Biografías
Maximiliano I de México (1832 - 1867)
 

Ferdinand Maximilian Joseph von Habsburg-Lothringen nació en Austria, el 6 de julio de 1832. Nació siendo archiduque de Austria y príncipe de Hungría y Bohemia.

Su origen es alsaciano y el dominio de su familia había crecido por medio de guerras y de matrimonios convenientes. Maximiliano era el gobernador de las provincias lombardo-venecianas cuando lo invitan a gobernar México.

Durante la intervención francesa, un grupo de representantes de la Junta de Notables de México, solicitan a Napoleón III envíe un noble europeo para que gobierne el país. La petición resulta muy conveniente a los planes imperialistas del monarca y ve en Maximiliano al candidato perfecto. Engañado, pues consideraba que su nombramiento era producto de la democracia, Maximiliano acepta el cargo.

Llega a México en 1864, se establece en el Castillo de Chapultepec. El nuevo emperador resulta un hombre con ideas muy liberales, en un gran esfuerzo por organizar el país, toma medidas como el reparto de tierras y se niega a devolver a la iglesia los bienes confiscados durante la Guerra de Reforma, con lo que logra el descontento de los conservadores.

Era tal el empeño que tenía Maximiliano por sacar adelante su gobierno que incluso contribuye con sus fondos personales. Napoleón III decide retirar sus tropas del territorio nacional, con lo que las fuerzas juaristas logran grandes avances. El emperador prácticamente es abandonado y lo toman prisionero en Querétaro.

Tras un juicio en ausencia, celebrado en el teatro municipal por un coronel y seis capitanes, sin derecho a apelaciones y con base en un interrogatorio que en su mayor parte el Emperador se negó a contestar, los revolucionarios lo condenaron a muerte. Fue asesinado por fusilamiento en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía.

El Emperador de México, segundos antes de recibir las descargas del pelotón de fusilamiento (disparadas a un metro de distancia de su cuerpo), proclamó: "¡Mexicanos! Muero por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. Ojala que mi sangre ponga fin para siempre a las desgracias de mi nueva patria. ¡Viva México!". Asimismo se dice que pagó a cada uno de los verdugos con una moneda de oro para que no se le disparase a la cara, así podría ser reconocido por su madre.